El Escondido, el nuevo volcán descubierto en Colombia

El volcán Machín es uno de los más explosivos del país y sirvió para estudiar el nuevo hallazgo volcánico de Colombia.(Foto: Colprensa / VANGUARDIA LIBERAL) Este contenido ha sido publicado originalmente en Vanguardia.com en la siguiente dirección: http://www.vanguardia.com/colombia/300601-el-escondido-el-nuevo-volcan-descubierto-en-colombia. Si está pensando en hacer uso del mismo, recuerde que es obligación legal citar la fuente y por favor haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. Vanguardia.com - Galvis Ramírez y Cía. S.A.

A 1.700 metros sobre el nivel del mar se encuentra El Escondido. El nuevo volcán, que durante decadas se pensó era solo una montaña, está localizado en la selva de Florencia, corregimiento de Samaná, en el departamento de Caldas.

Un nuevo volcán, ubicado en el nororiente de Caldas, específicamente en la Selva de Florencia, corregimiento de Samaná, fue hallado por un grupo de investigación del servicio Geológico Colombiano.

Su nombre es Volcán El Escondido y según Gloria Patricia Cortés, directora del Observatorio Volcanológico y Sismológico de Manizales, el rastro de este volcán empezó a seguirse desde 2013 y aún no se puede catalogar como activo.

Características del volcán

“No tiene manifestaciones de sismicidad, tiene fuentes termales, no cuenta con nieve a su alrededor porque es muy bajo, está por fuera del eje de la cordillera y por eso podemos verlo como una montaña común y silvestre con mucha vegetación como es el caso del volcán Machín”, explicó Gloria Cortés.

Su cráter se encuentra a una altura de 1.700 metros sobre el nivel del mar y está conformado por un anillo piroclástico, que en su interior aloja domos de lava.

Inactivo, pero peligroso

Aunque El Escondido ahora se camufla como una montaña pasiva, el grupo de investigación determinó que es altamente peligroso y explosivo, pues la roca volcánica que hallaron tiene espesores de hasta ocho metros, en las áreas más cercanas al cráter y de 60 centímetros en otras partes más alejadas.

“Las evidencias muestran que este volcán es potencialmente peligroso, por ejemplo, por la extensión de los depósitos de roca que son más grandes que el volcán Machín, el más explosivo en el país. Eso le da un carácter realmente relevante”, sostuvo a El Tiempo John Macario Londoño, coordinador de la actividad de monitoreo e investigación volcánica del país.

Lo seguirán estudiando

A pesar que los investigadores aún no han podido determinar cuándo fue la última vez que este volcán entró en erupción, las fuentes termales que tiene a su alrededor y el hecho de que en el pasado sus eventos explosivos afectaron una parte importante del país, sobre todo la zona en la que hoy se encuentran Caldas y Antioquia, hacen pensar que su actividad data de cerca de 30.000 años.

Las condiciones del volcán han llevado a los profesionales del Servicio Geológico Colombiano a que contemplen la verificación instrumental de algún tipo de actividad y, si es necesario, a que se garantice su monitoreo permanente.

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¿Y de la bonanza qué, Juanpa?

Fernando Londoño H.

No se nos ha olvidado aquello de nuestra bonanza. Y por eso le preguntamos qué hizo con ella, pues que nos pertenecía a todos. Y no a su vanidad, a sus amigos, a sus inconfesables apetitos de notoriedad y de poder.

Vale recordar que como Ministro de Hacienda de Pastrana, usted le entregó a su sucesor, Roberto Junguito, un país literalmente quebrado. ¿Se acuerda, Juanpa? ¿Se acuerda de que el crecimiento económico era de cero, que no había inversión propia ni extraña y que el Fondo Monetario Internacional tenía su campamento instalado en Colombia, con sus recetas de austeridad y sacrificio en obra para enderezar los entuertos que usted dejó? Como usted siempre ha sido tramposo, intentó enderezar contablemente las cosas aplicando todos los recursos del año 2.002 a la parte que cubría su ministerio y que no había un peso, ni uno solo, para que las Fuerzas Militares compraran un par de botas o le pusieran un galón de gasolina a sus camiones vetustos, a sus anticuados aviones, a sus escasos helicópteros.

El Presidente Uribe, a quien usted le debe cualquier cosa que sea, dedicó sus inmensas energías a salvar el país de una crisis dramática. Sin referirse a usted, sin atacar a su Presidente, sin volver atrás la mirada. Y por ocho años cambió la vida del país. Ordenó las finanzas públicas, organizó la administración, eliminando ministerios y entidades superfluas, cuidando hasta el último centavo del tesoro público, recuperando la confianza, atrayendo la inversión productiva, respaldando el trabajo y castigando la holgazanería.

Con esa técnica infalible, floreció el trabajo y se enriqueció la Nación. Y le entregó a usted, que se pregonaba su sucesor, un país en plena expansión, resuelto, animado, con todas las velas desplegadas hacia el encantado país de la prosperidad, el crecimiento y la justicia.

A toda esa herencia, súmele el regalo que le hizo el entorno internacional. Ya Oscar Iván Zuluaga había capoteado la terrible crisis que desataron las hipotecas mal establecidas en los Estados Unidos y a usted le cupo en suerte, nada menos, la mayor bonanza que Colombia tuvo en su historia. Se lo decimos mejor: la mayor que nunca soñó tener.

Se alteraron como nunca los términos de intercambio y los productos primarios pasaron a valer más que oro. El petróleo se puso encima de cien dólares por barril, el carbón siguió la misma senda, el níquel y cuanto producto dio la tierra cobraron precios jamás vistos. No fue por su inteligencia, ni por su dedicación, ni por su trabajo que los recaudos tributarios llegaron a niveles nunca imaginados, y que la inversión extranjera brotó como el petróleo de las entrañas de la tierra, y que los capitales golondrina se posaron confiados y felices en nuestros aleros.

Para hablar en plata blanca, solo por petróleo le cayeron del cielo más de treinta mil millones de dólares por año. Y por inversión extranjera e inversiones de portafolio y otras gangas, le llegó por lo menos otro tanto.

Ahora se queja de que el petróleo solo vale cincuenta dólares por barril, de que el carbón se descolgó, la inversión extranjera se vino al piso, la de portafolio emigró, para no volver al menos mientras usted sea Presidente e insista en entregarle el país al comunismo terrorista.

Como Augusto preguntaba desolado a Varo por sus legiones perdidas en Germania, nosotros le preguntamos por ese capital colosal que pasó por sus manos.

No está en ahorro, que no tiene un peso ni un dólar. Está endeudando a Ecopetrol para que le pague dividendos y no se le caiga la mermelada disponible.

No en infraestructura, como que ni siquiera fue capaz de terminar las obras que le dejó financiadas y empezadas Andrés Uriel Gallego. El país se le parece mucho al Túnel de La Línea. Y a usted, por supuesto.

No está la bonanza en una soberbia planta de colegios, para que los niños no sean tirados medio día a que los eduquen en la calle las pandillas y las “ollas”.

No en hospitales, que se le caen a pedazos los que recibió del Gobierno de Uribe.

No en dotación y mejoramiento de las Fuerzas Militares. Los aviones reposan en los hangares, porque no tienen mantenimiento y las disponibilidad de vuelo de los helicópteros anda por menos de la mitad de lo técnicamente posible. Armas no se compran, sino las que vende su amigo Felipe Jaramillo, que ya son pocas después de tanto incumplimiento.

Y ni siquiera las casitas regaladas, Juanpa. Las primeras cien mil debió entregarlas en el 2.012 y apenas se sabe de la mitad de ellas.

¿Qué se hizo nuestra plata, Juanpa? ¿Nos darán cuenta y razón los ñoños y los musas? Usted dilapidó una fortuna gigantesca. Que no era suya, por supuesto. Que era de todos.

La Hora de la verdad.com.co, febrero 16 de 2015.